miércoles, 10 de noviembre de 2010

"VARA EN CINTA" - "MANTA Y PORRA"

Hoy traemos la explicación y la historia de los motes que recibían nuestras hermandades antiguamente, después de descubrir por llamaban "Los Golillas" a la Cofradía del Huerto, en esta ocasión vamos a saber el porqué de "Vara en Cinta" o "Arrieros" a la Hermandad de Jesús y "los Manta y Porra" a la de Vera + Cruz.

La segunda Cofradía que lleva "mote" es la de Nuestro Padre Jesús con la Cruz a Cuestas, con ayuda del Cirineo, que se titula Santa Cruz de Jerusalén, o Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la Concepción, y a ésta le dan por sobrenombre "VARA EN CINTA". Esto no escapa al alcance de cualquier persona, como los demás, pues en aquella época en que ni había medios de locomoción como los que existen hoy, y todo se hacía a base de transporte a lomo, el gremio de los Arrieros era muy numeroso, y estos fueron los que fomentaron esta Cofradía y de los cuales se deriva el nombre, pues sabemos que los Arrieros llevaban una vara de un metro de largo, de regular grueso y por labrar, cogida de los zahones, para hacer su dominio sobre los animales a su servicio, toda vez que aquel vecindario se dedicaba a esta industria, y se alejaban hasta Extremadura, y algo más distante.

La tercera es la del Santísimo Cristo de la Vera + Cruz y Nuestra Señora de la Piedad, a la que denominan la de "MANTA Y PORRA", debiéndose este sobrenombre a que todos los pastores y gañanes de los cortijos, y los hacendados, eran Hermanos o fundadores de ella, venían el día del Jueves Santo con sus zamarras, sus mantas y sus porras o chivatas, - para que las ovejas no se salieran de sus terrenos y se ciñeran a su redil,- y formaban humildes y solemnes en estos días de recogimiento religioso, pasándolos dedicados a la contemplación de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, y haciéndose partícipes de sus dolores y martirios. Y estos hombres, venían sin boato ni alarde alguno, única y exclusivamente para cumplir su piadosa misión, que era la de acompañar con su cirio a la Cofradía en su recorrido de penitencia, y al día siguiente marchaban otra vez a sus obligaciones de sus haciendas, hasta el año siguiente en que volvían otra vez para cumplir sus ritos, sin dedicarse después de esta religiosa obligación, a huelgas profanas, que desdicen con su actitud de humildad y sacrificio, e iban en la procesión con sus típicos trajes camperos, o llevaban capas, cuando más, -pues todavía no se usaban las túnicas- (que con tanto lujo lucen hoy las cofradías en todas partes) pues antiguamente, cuando todo era paz y bienandanza, se conformaban con alumbrar con su cirio chispeante, sin alardes de ninguna clase, y retornaban al campo, reintegrándose a la tranquilidad de sus labores, satisfechos del deber cumplido.
Vale la pena sacar a coalición aquellos párrafos que dicen: "Dichosa edad, y siglos dichosos, aquellos en que los antiguos les daban el nombre de dorados, pero no porque el oro se manejara con facilidad, sino porque no conocían estas palabras: TUYO Y MIO.". En esta época, nadie se conforma, desgraciadamente, con lo que tiene, y he aquí el desconcierto.


MÁXIMO MESA BARRERA, Apuntes Históricos de las Fiestas Primaverales de Sanlúcar La Mayor (1944)

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