jueves, 8 de diciembre de 2011

Inmaculada Concepción

María Inmaculada fue proclamada Patrona de España por el Papa Clemente XIII, mediante la bula “Quantum Ornamenti”, de fecha 25 de diciembre de 1760. Se lo había solicitado el rey Carlos III, como otros reyes españoles habían hecho repetidamente.

El dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María fue proclamado por el actualmente beatificado papa Pío IX, mediante la bula “Ineffabilis Deus”, de 7 de diciembre de 1854:

“Declaramos y definimos, que es doctrina revelada por Dios, la que sostiene, que la beatísima Virgen María en el primer instante de su Concepción, por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente y en previsión de los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano, fue preservada de toda mancha de pecado original”.

El 8 de diciembre de 1857, el beato Pío IX hizo construir en la plaza de España de Roma, capital de los Estados Pontificios en los que aún reinaba, el monumento a la Inmaculada que sigue enalteciendo la ciudad. Al bendecir la imagen colocada sobre una esbelta columna frente a la embajada de España, declaró al embajador:

"Fue España, la Nación, que por sus reyes y por sus teólogos, trabajó más que nadie para que amaneciera el día de la proclamación del dogma de la Concepción Inmaculada de María".

También es venerada la Inmaculada como protectora de la Infantería española desde que su protección fue percibida especialmente el 8 de diciembre de 1585, en la acción de Bombel (Holanda), en lo que se denomina el milagro de Empel; y ya antes, porque en el Museo del ejército hay un estandarte de 1550 con la Inmaculada. Pero su proclamación oficial como patrona del arma de Infantería española fue establecida el 12 de noviembre de 1892, con la firma del ministro de la Guerra en nombre de la Reina Regente, tras la solicitud de los jefes de los regimientos de infantería.

La II República, en su política de restricción de la libertad religiosa, suprimió esta celebración del calendario oficial y en su lugar creó el "Día del Ejército", que debía celebrarse el día 7 de Octubre en conmemoración de la Batalla de Lepanto, a la que hoy se opone, como políticamente muy incorrecta, la alianza de civilizaciones. Fue restablecida la celebración durante la Guerra de España de 1936 y fue confirmado canónicamente en 1961 el patronazgo de la Inmaculada sobre la Infantería española y otros cuerpos militares.

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